Entre las espadas, pistolas y naves espaciales que pululan en los videojuegos nace “Florence”, que hace del amor su tema principal, y cuya reseña no puede ser otra cosa que un poema. El tiempo nada sin cuerda El tiempo lastima con roces Creando carestía en lugar de riqueza No soy más que somnolencia Y el tiempo nada, el tiempo nada Y yo floto, floto Y, de pronto, con un golpe, preciso de tiempo De un tiempo verde y otro blanco De un tiempo rojo y hasta negro Tiempo para plantar las piezas en orden Para renovar mi rostro en el espejo Tiempo para envolverte y morir luego Tiempo para renacer y detener la muerte Me descubriste entre la música Me descubriste en Luna, Venus y río Yo te cubrí en otoño a la deriva Porque estás tú, y ya no sé si soy yo Y ahora estás en el viento y en los muros Y en el mar y en el vidrio En las pinceladas y en el asombro Y en el tiempo en cuerda y el silencio entre mi voz Así que ruego te acuerde...
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